Preparación para Tormentas: Precaución en Áreas consumidas por Incendios

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La oficina del gobernador de emergencias, le recuerda a residentes estar en alerta por posibles deslaves y flujo de escombros, especialmente en áreas quemadas por incendios.

Preparación para Deslaves y Flujo de Escombros 

-Pon atención a mensajes de respuesta de agencias de emergencia local y sigue las notificaciones de evacuación inmediatamente.

-Regístrate para alertas de emergencia locales.

-Monitorea tormentas que se avecinan especialmente si vives en áreas afectadas por incendios o en la ladera de una zona afectada por incendios.

-Prepara el plan de evacuación para ti, tu familia y tus mascotas.

Durante Deslaves y Flujo de Escombros 

-Recuerda- autoridades locales podrían indicar que es más seguro que tú y tu familia se resguardan en su hogar, si las lluvias repentinas no impactarán tu vecindario.

-No camines por agua en movimiento; tan sólo (6) pulgadas de agua pueden arrastrar a un adulto.

-No intentes manejar a través de un zona inundada, o afectada por flujo de escombros.

-Si vives en un monte, no duermes en un cuarto que esté en una ladera peligrosa.

Zonas quemadas por Incendios 

Tras varios días, semanas y meses después de un incendio de maleza, el suelo puede tornarse  impermeable al agua. Los incendios eliminaron la capacidad que tiene el suelo de desarrollar una capa repelente.

No se requiere mucha lluvia para producir una inundación repentina y el riesgo aumenta con la pérdida de plantas y vegetación que mantienen el suelo en su lugar. Es por ello que las ubicadas bajo áreas quemadas son más vulnerables a las lluvias que pueden causar estos deslaves, especialmente en terrenos escarpados y sus alrededores.

Flujo de Escombros 

Residentes que vivan en las laderas o al pie de ellas deben tener en cuenta que con las precipitaciones, aumenta la probabilidad de flujo de escombros peligrosos.

Estos fenómenos naturales puede incluir lodo, piedras, tierra, árboles y vegetación.

Su grandeza puede variar desde unos pocos metros cuadrados, hasta cientos de acres y desde unas pocas pulgadas hasta de decenas de pies de profundidad. Los más pequeños pueden también ser peligrosos. Sólo imagínate, intentar caminar a través de una masa de concreto de tres pulgadas de profundidad, moviéndote a 30 millas por hora.